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Estoy esperando que se acabe de consumir el cubito que solitario, medio agotado, permanece en mi copa. Por un momento deseo que se vaya la luz para no volver, que se produzca ese apagón ansiado que me sumerja en la oscuridad de los sueños. No importa que haya pesadillas que me aplasten sin piedad las sienes y sienta cada golpe de martillo al mismo ritmo que mi pálpito. Espero hace rato una señal, por tenue que sea, para no ahogarme con el miedo en la pecera. Poder comunicarme y expresar cuestiones importantes y otras intrascendentes.
Espero que alguien hable, que alguien diga, no importa a bofetadas, de esas tonterías que que no valen la pena o no importan a nadie.
Consumo mi silencio frente a esta pantalla amiga que me dio tantas alegrías y dolor me infringió.
Estoy en el centro de la pista del circo viejo y roto pero sin espectadores y me imagino el rostro adusto, en un paisaje gris, con el genio agotado, en una espera vana, pues ya no volverá.
Desisto de otra copa pues no la necesito. Ya no vale esperar como hice tantas veces, malgastando mi tiempo.. No mereció la pena pues todo es como era y, por siempre será. No existe solución. ¿No me estaré soñando?
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