Volver a las raíces.
Es primavera y una vez más apetece acercarse a la naturaleza, respirar ese aire aun no contaminado tan distinto al de la ciudad. Me apetece, sí, acercarme al campo, pasear entre encinas, espinos, jaras y tomillos tratando de evocar esas sensaciones casi olvidadas de mis años infantiles y que tantas veces he intentado recuperar después sin conseguirlo. He tenido una vez más ocasión de deambular por esos alcornocales y pinares de mi tierra, de aspirar los olores que desprenden jaras y tomillos, disfrutar de los colores que aportan al paisaje las escobas y espinos, de quedarme absorto con la música de la corriente de agua, no tan cristalina por los vertidos de las aguas residuales de Garganta de la Olla, en su transcurrir por la garganta de Pedro Chate.
A pesar de un cierto cansancio (los años no perdonan) el paseo ha sido totalmente gratificante, por deseado y vivido.
Es primavera y una vez más apetece acercarse a la naturaleza, respirar ese aire aun no contaminado tan distinto al de la ciudad. Me apetece, sí, acercarme al campo, pasear entre encinas, espinos, jaras y tomillos tratando de evocar esas sensaciones casi olvidadas de mis años infantiles y que tantas veces he intentado recuperar después sin conseguirlo. He tenido una vez más ocasión de deambular por esos alcornocales y pinares de mi tierra, de aspirar los olores que desprenden jaras y tomillos, disfrutar de los colores que aportan al paisaje las escobas y espinos, de quedarme absorto con la música de la corriente de agua, no tan cristalina por los vertidos de las aguas residuales de Garganta de la Olla, en su transcurrir por la garganta de Pedro Chate.
A pesar de un cierto cansancio (los años no perdonan) el paseo ha sido totalmente gratificante, por deseado y vivido.
1 comentarios:
Muy bueno.
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