Tu cuerpo se dibuja en la distancia
con un nimbo de plata circundado,
mecido por las olas,
por la espuma del agua abatanado
a golpes del cariño
y remembranza.
Y yo desde la orilla,
contemplándote absorto
advierto que te alejas
sin decir ni un adiós.
Pero una gaviota
con su estridente queja
me despierta del sueño
y no la veo.
Me encuentro en la penumbra
de mi cuarto salino,
completamente solo.
Quiero saber gaviota,
solo entiendo tu grito,
¿por que deshaces siempre
todas mis pesadillas?
si el despertar es sueño
y me olvido de ella.
(15.12.82)
Charlando en soledad
Hace 1 año
0 comentarios:
Publicar un comentario