"Continúa el movimiento incontenible de gestos, compulsiones, vaivenes, rasgos violentos, en esta serie. Pero, esta vez, tales rasgos resultan más empapados de automatismo, volviéndose, en ocasiones, transportados hacia un paroxismo integral, a lomos de un dibujo virulento y dinamicista. La línea se hace cabalgadura sin freno, sin la más mínima apoyatura en la disciplina estructural de la figuración. Todo se descoyunta, todo vibra y se mueve de forma enfebrecida, tumultuosa, al tiempo que la pincelación busca, sin desmayo, ese "horror vacui" de los clásicos, dejando el cuadro sin aire, sin perspectiva, sin resuello. Todo acaba sincopándose... "
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